Del alegato al suspenso, del expediente al guion, la redacción jurídica y el legal thriller comparten herramientas para informar, persuadir y emocionar.
¿Qué es un legal thriller?
El legal thriller es un género narrativo cuyo eje se desarrolla en el mundo jurídico: el ejercicio de la abogacía, la función judicial o los conflictos legales en general. Sus protagonistas suelen ser abogados, jueces o fiscales, y la trama gira alrededor de un caso judicial —real, ficticio o híbrido— donde el o los protagonistas enfrentan una situación de predicamento aparentemente insuperable que pone a prueba tanto al derecho como a la ética.
Aunque a menudo se asocia al ámbito penal, el elemento esencial no es el crimen sino la existencia de un conflicto legal. Las historias suelen ambientarse en entornos urbanos contemporáneos, y exponen dilemas morales, choques de intereses y estructuras de poder que recuerdan al lector que el derecho también es un espacio de tensión humana.
El atractivo del género radica en su dramatización de la justicia: un procedimiento judicial —preferentemente oral— se convierte en escenario para el suspenso, el razonamiento y la persuasión.
Breve historia del género
Aunque existen algunos antecedentes en obras de Charles Dickens e incluso de William Shakespeare, el legal thriller moderno surgió en el siglo XX, especialmente en Estados Unidos. El abogado Erle Stanley Gardner, un abogado aburrido con la profesión, inauguró esta especie narrativa con El caso de las garras de terciopelo (1933), primera novela de la serie Perry Mason. Décadas más tarde, Robert Traver publicó Anatomía de un asesinato (1958), célebre por su realismo y llevada al cine por Otto Preminger. Hoy, nombres como John Grisham y Scott Turow dominan el género.
En Europa también ha encontrado terreno fértil: Ferdinand von Schirach en Alemania (Crímenes, Culpa, Castigo, El caso Collini), Borja Martínez-Echevarría en España (El bufete) y las series británicas Rumpole of the Bailey, Criminal Justice y Silk son ejemplos notables.
Incluso en Argentina, pese al predominio histórico del expediente escrito, el género ha ganado visibilidad con novelas como Un crimen argentino (Reynaldo Sietecase), La pregunta de sus ojos (Eduardo Sacheri) y La abogada (Alfredo Abarca), así como sus adaptaciones cinematográficas (El secreto de sus ojos y Un crimen argentino, además de Argentina, 1985).
Ficción y realidad jurídica
El legal thriller y la práctica jurídica comparten el mismo terreno simbólico: la búsqueda de la verdad y la justicia. Sin embargo, la ficción dramatiza lo que en la vida real es metódico y técnico.
En las novelas o series, los juicios duran días, las pruebas aparecen de manera sorpresiva y los testigos se quiebran en el estrado. En la práctica, los procesos se extienden por meses o años, las pruebas deben ser ofrecidas y producidas conforme a reglas estrictas, y el dramatismo cede paso a la lógica procesal.
Pese a estas licencias narrativas, los buenos legal thrillers capturan con acierto los dilemas éticos, las tensiones del poder y los conflictos de conciencia que también atraviesan la profesión real.
El legal thriller como ejercicio de redacción jurídica
Desde la perspectiva de la escritura, el legal thriller puede considerarse una forma estilizada de redacción jurídica, siempre que cumpla ciertas condiciones:
- Narrativa clara de los hechos. El caso debe presentarse de manera comprensible, con un hilo temporal y causal lógico.
- Adecuación normativa y terminológica. Las reglas procesales y el lenguaje jurídico deben usarse correctamente, incluso cuando se simplifican por razones narrativas.
- Exposición precisa del conflicto legal. El lector debe entender qué se discute, qué normas se aplican y por qué.
- Exploración ética. Todo buen thriller jurídico plantea una pregunta moral: ¿qué es justo?, ¿qué es correcto?, ¿qué es lícito hacer para ganar un caso?
En otras palabras, el escritor de legal thrillers y el redactor jurídico comparten la misma responsabilidad: comunicar el conflicto con claridad, coherencia y sentido ético.
Una lección para quienes escribimos “en jurídico”
El legal thriller recuerda a los abogados que toda pieza jurídica cuenta una historia. Detrás de cada escrito hay un conflicto humano que necesita ser narrado con orden, precisión y, sobre todo, claridad.
Enseñanza: un buen texto jurídico no solo debe ser correcto; debe ser legible, verosímil y humano. La claridad no se opone al rigor: lo potencia.
****************

